CAPACITACIÓN
Y ACTUALIZACIÓN DOCENTE
No
cabe duda que el docente es importante en el éxito de cualquier modelo o
sistema educativo. Repetidamente se ha dicho que cualquier proceso de mejora en
el área de la educación, para que realmente sea efectivo, debe, finalmente,
llevarse a cabo o al menos manifestarse en el aula. Y lo que sucede en el aula
está directamente relacionado con lo que hace el profesor. De allí que sean
necesarios programas tendientes a mejorar su desempeño, bajo la premisa de que
entre mejor capacitado esté el profesor, más eficiente será su labor educativa.
No
es suficiente que un maestro haya concluido satisfactoriamente su formación
inicial en una Universidad, instituto tecnológico o escuela normal, es
necesario que se actualice permanentemente y participe en programas de capacitación
que le permitan mantenerse al día en los enfoques educativos, metodologías y
didácticas, como también en los avances de la ciencia y la tecnología en
diferentes campos relacionados con la educación.
Enfoques sobre la capacitación de docentes y
administradores de la Educación Básica:
El ejercicio de la
docencia es una profesión que:
No
se limita a los ámbitos espacio temporal del aula;
No
se reduce al manejo de recursos tecnológicos;
No
parte ni se enfrenta a situaciones únicas y predecibles;
Se
caracteriza por la complejidad y diversidad de situaciones en que actúa y debe
enfrentar y
Requiere
en quienes la ejercen, de cualidades y valores personales previas a su
formación profesional, formación que comprende los aspectos científicos,
metodológicos y técnicos.
De
acuerdo a estas consideraciones, no podemos hablar de un perfil profesional
único, para siempre y predeterminado para una época cierta, pues deberá estar
en permanente cambio según sea la persona y el ámbito de su ejercicio
profesional.
Considerando
las diversas interpretaciones de la tecnología en la educación, su acepción
debe ir más allá de los aparatos en los que se aplica y verla desde las teorías
y técnicas que nos posibilitan el aprovechamiento del conocimiento científico.
En
los cambios que se hagan para reorganizar de manera integral el sistema de
formación y actualización de docentes, se debe tomar en cuenta su inserción en
el sistema de educación superior y su vinculación y participación directa en
las fuentes de generación de conocimiento y desarrollo tecnológico.
La
profesionalización de los docentes, más allá de sus competencias operativas,
implica su inserción social como profesional libre y bien valorado, con una
sólida formación científica y un respetable comportamiento ético.
El
rápido desarrollo de la ciencia y la tecnología, que deja rezagados en poco
tiempo los planes de estudio y las prácticas educativas;
El
globalismo que obliga a las instituciones educativas a situarse en una posición
universal.
Los
nuevos esquemas de competitividad profesional.
El
requerimiento de nuevos perfiles profesionales.
Retos que implican:
Revertir inercias y rutinas que se resisten a las
innovaciones
Revertir las actuales políticas de formación y
actualización.
Que profesoras y profesores asuman como profesionales
libres su proceso de formación.
La
información y comunicación con propósitos educativos, necesariamente debe
ubicarse en propuestas de innovación, integrales y significativas, tanto para
las educadoras y educadores, como para los sistemas educativos y sus
instituciones.
Principios fundamentales
de la formación profesional:
Un
buen conocimiento de las personas a quien debe ayudar a aprender y como
ayudarle;
Propiciar
la comunicación educativa y el desarrollo de habilidades didácticas; (como el
arte de educar).
Poseer
los saberes necesarios sobre los contenidos educativos;
Tener
la capacidad de vincularse con instancias y sectores más allá de la escuela
para apoyar el proceso formativo;
Diseñar
y operar ambientes propicios para el aprendizaje;
Gestionar
el conocimiento de manera pertinente y oportuna y
Aprovechar
los procesos evaluativos como estrategias de formación.
Para
incorporar lo nuevo o aprovechar lo generado por otros, en ámbitos como:
El
campo de las ciencias que nos posibiliten explicar y fundamentar integralmente
los hechos y las propuestas educativas;
El
diseño, organización y gestión de ambientes educativos;
Conocimiento
de los ambientes virtuales y el manejo de tecnologías para su aprovechamiento;
Los
ambientes áulicos y su vinculación con otros ámbitos vitales;
La
búsqueda, generación, socialización y aplicación de datos, informaciones,
conocimientos y saberes y
Capacidad
para moverse en las dimensiones micro y macro de la educación, articulándolas y
aprovechando sus peculiaridades.
¨
Una comunicación e interacción educativa más horizontal y
equilibrada y más posibilidades de socialización del aprendizaje;
¨
La posibilidad de un nuevo ambiente emocional más
desinhibido y como consecuencia un mayor atrevimiento a correr riesgos;
¨
Vivir
el ambiente virtual como otra posibilidad más, pero que no sustituya otras
experiencias, más bien vincular lo mejor de las posibilidades de los medios
virtuales y tradicionales y superar las carencias;
¨
Mejores posibilidades para la percepción sensorial;
¨
Apoyo a procesos de cognición, con procesadores de texto,
buscadores de información y gestores de conocimiento;
¨
Superar
la lentitud con que suelen incorporarse los nuevos conocimientos a los planes
de estudio, los textos y las clases de la escuela, aprovechando la rapidez con
que se accede a la información y el conocimiento con las nuevas tecnologías;
¨
El plus de aprendizajes como el desarrollo de destrezas
psicomotoras; capacidad de anticipación, manejo de la información y
autogestión;
¨
El
sentimiento de libertad y de un aprendizaje sin límites que se experimenta en
los ambientes virtuales;
¨
El
sentimiento de apropiación y control en el manejo del medio y las actividades
que se realizan, lo que no se da en las instituciones educativas.
Por formación docente se entienden las tareas
relacionadas con "hacer docentes" como actividad profesional. Es
decir, se refiere a los procesos en que la formación profesional universitaria
o de tercer nivel, es en el área de la docencia. En el lenguaje que manejan los
organismos de educación oficiales en México, este concepto lo aplican casi
exclusivamente a los programas del subsistema de Educación Normal.
La capacitación docente se refiere al tipo de
programas que tienen como finalidad desarrollar principalmente las habilidades
necesarias para desempeñar eficientemente la docencia, dentro de un sistema o
modelo educativo concreto.
La actualización tiene que ver más con "poner
al día" los conocimientos, habilidades y actitudes adquiridas previamente.
Este tipo de programas combina con cualquier otro.
Cuando se habla de programas de profesionalización
docente, comúnmente se refiere a aquellos que tienen como finalidad convertir
al docente (independientemente de su formación) en un verdadero profesional de
la docencia, no sólo en términos de aprendizaje, sino también de estatus. Este
tipo de programas tienen como características el que son sistemáticos, de
mediana o larga duración y generalmente están vinculados con los estudios de
posgrado.
Una vez establecidas algunas diferencias respecto a
los programas para formar o mejorar el desempeño de los docentes, puede
abordarse con más facilidad lo relativo a mitos y realidades sobre la
capacitación:
Se ha considerado a la capacitación como una de las mejores áreas de inversión educativa,
y esto es cierto. La capacitación acerca más al docente hacia lo que se
considera la mejor forma de educar, dentro de un sistema o modelo educativo.
Anteriormente se comentó el papel fundamental del maestro en la educación. Esta
afirmación es sostenida desde distintas posiciones políticas y académicas: El
Programa de Desarrollo Educativo, presentado por el Poder Ejecutivo Federal lo
establece como una de las estrategias prioritarias para el desarrollo de
México. La Comisión Internacional sobre la Educación para el Siglo XXI, en el
informe dirigido a la UNESCO, también establece esta prioridad: "para
mejorar la calidad de la educación hay que empezar por mejorar la contratación,
la formación, la situación social y las condiciones de trabajo del personal
docente, porque éste no podrá responder a lo que de él se espera si no posee
los conocimientos y la competencia, las cualidades personales, las
posibilidades profesionales y la motivación que se requiere". Luis Llorens
Baez, Subsecretario de Educación Superior e Investigación Científica de la SEP,
México, en la conferencia inaugural sobre Excelencia Educativa organizada por
la Universidad Autónoma de Guadalajara, establece como primer objetivo elevar
la calidad de los principales componentes del proceso educativo, especialmente
del maestro. En el nuevo marco de la tarea docente, Ricardo Díez Hochleitner,
afirma que "No existe probablemente ninguna otra inversión más rentable
que los recursos dedicados a la formación del profesorado".
La capacitación docente
debe de ser continua. Esto no es del todo cierto. La capacitación se
refiere al desarrollo de habilidades específicas para desarrollar una tarea
también específica, y con el paso del tiempo, no necesariamente se requiere
nuevamente de la capacitación, sino más bien de la actualización (que tiene
como fin la revisión de nuevas aportaciones), o bien otro tipo de programas de
superación académica, relacionados más bien con la profesionalización docente
que con la capacitación. La educación del docente sí debe ser continua, pero no
necesariamente su capacitación.
Existen directivos que piensan que todos los problemas o buena parte de ellos se
pueden solucionar con la capacitación, lo cual tampoco es del todo
cierto. El funcionamiento y la eficiencia de una institución educativa es
producto de diversos factores: políticas académico-administrativas, curriculum,
recursos, alumnos y también de los maestros y su preparación. Para analizar (y
solucionar) la problemática de la institución se tiene que utilizar un enfoque
sistémico, integrador, en el que los diferentes subsistemas están
interrelacionados y la calidad es el resultado de todos en conjunto y no de uno
en particular. La capacitación, si es efectiva, garantiza que el docente sabe
cómo desempeñar su tarea y tiene las habilidades necesarias para ello, pero su
desempeño estará relacionado con los procedimientos académicos y las exigencias
de su área de trabajo. Dicho de otra forma, de poco sirve que se haya
capacitado a un profesor, si en su área de trabajo no se le pide que aplique lo
aprendido, bien sea por desconocimiento de sus superiores o porque la práctica
educativa no corresponde con la capacitación. Aún más, podemos encontrarnos
ambientes académicos que no facilitan la incorporación de mejoras en el
desempeño docente, y que cuando éstas suceden, son más producto de la
iniciativa y responsabilidad del maestro, que del sistema académico vigente.
Aunque ya se tenga una
formación sistemática para la docencia, se requiere de la capacitación. Esta
afirmación es cierta, pero no en todos los casos. Es cierta particularmente
cuando se modifican los sistemas académicos, se adoptan nuevos modelos o se
instrumentan programas específicos, y la capacitación es necesaria porque nos
presenta "nuevas formas de hacer las cosas". Pero el caso negativo
sobre este punto, es la subvaloración de otros programas formativos y
sistemáticos que suponen un dominio mucho más amplio y profundo de la tarea
educativa, como es el caso de los posgrados. El tener un posgrado en cualquier
área pedagógica significa tener los fundamentos teóricos para comprender el por
qué, el para qué, el qué y el cómo del proceso educativo. Y esto supondría que
un profesor con posgrado puede adaptarse fácilmente a nuevas situaciones y proponer
soluciones concretas a los problemas educativos. Sin embargo, es común que
estos profesores, impulsados a veces por sus mismos directivos, estén
recurriendo frecuentemente a los programas de capacitación, cuando se supone
que estarían más para darla, que para recibirla. Esto puede ser visto también
como un problema de actitud, que se manifiesta con una falta de confianza en sí
mismo o en la formación recibida. No es raro encontrar a un Doctor en Educación
solicitando capacitación para mejorar su práctica docente.
La capacitación puede
cambiar a las personas, puede convertir a un profesor desordenado e
irresponsable en un buen profesor. Salvo milagros, esta afirmación es falsa y
hasta ingenua. La capacitación no es un proceso mágico que transforme personas.
Un mal profesor es producto de años de indisciplina personal, de pocos
conocimientos o de problemas de carácter y de comunicación con sus alumnos. La
capacitación poco puede hacer por él. 15, 30 ó 50 horas de capacitación no
pueden competir contra todos los años en los que el profesor ha formado (o
deformado) sus hábitos de trabajo.
En la medida en que la capacitación sea más
eficiente y se comprenda mejor su función, dentro del proceso educativo,
entendido como un sistema, estaremos en condición de reconocerle su valor real
y su importancia, desvinculada de los mitos que no solamente distorsionan su
esencia, sino que también obstaculizan su tarea.
“Entre
mejor capacitado esté el profesor, más eficiente será su labor
educativa”.
¿TÚ QUE OPINAS?
CONÉCTATE CON MÁS INFORMACIÓN..